lunes, 11 de enero de 2010

EL MUNDO DE LO ONÍRICO

He vuelto a soñar con él. Noches complicadas, agitadas; mi cuerpo está dormido, mi cerebro no. Me muevo, segurmante hablo, despierto, no quiero regresar al mundo real, porque duele, duele más, ahí no está él, ahí sólo estoy yo, sin él, sin saber de él, pero teniéndolo en mi cabeza, después de una noche más, dedicada a él.

Me desperté, quería volver a dormir, porque al despertar me dolió el pecho. Lo extrañé, me volvió a doler su indiferencia, su falta de amor, sus engaños que sigo sin entender.

Me preocupa que mi sentimiento general hacia él es ahora en un plano superficial, pero que me duele en lo más profundo de mi ser. Me decía Eleni que más que extrañarlo, puede ser que sueño con él por lo que significa para mí. Es real. Él tiene muchas cosas que a mí me gustaría tener. Pero todo esto es superficial, porque al final lo que tiene Carlos es eso, un físico, una forma sin un fondo claro.

Sé que soy guapo. Sé que a muchos niños les encanto. Pero me gustaría serlo más, mucho más, para no sentirme así de inseguro frente a Carlos. Él apenas mide 1.65 metros. Usa pupilentes verdes y en muchas ocasiones usa maquillaje. Cuida su piel, ante todas las cosas. Invierte todo su dinero en ello. Obtiene lo que quiere. Sus defectos no son importantes y los sabe manejar. Tiene un pelo perfecto, una piel perfecta, unas facciones perfectamente finitas. Su cuerpo no tiene mucho chiste.

En cambio, yo soy guapo, pero mis características por sí solas no son lo entendido como estético. No soy fotogénico, en realidad soy más guapo en persona. Carlos es más guapo en foto, por la perfección de sus características físicas. En persona no siempre se ve tan bien. Mi pelo es difícil, rebelde. Mi nariz es ancha. Mi piel está maltratada y eso hace que cada vez me vea más grande, aunque tengo 25 años. Yo tengo ojos miel, con tonos verdes, claros, naturales. No tengo que usar pupilentes. Soy blanco, mido 1.78, tengo buen cuerpo.

Mis traumas: mi nariz y mi piel. Un poco también que tengo gastroenteritis y se me inflama el abdomen con muchos alimentos. Quisiera que mi piel fuera perfecta y operarme la nariz.

¿Qué me gusta de mí? Mi cuerpo, mis brazos, mis piernas, mis glúteos, mis ojos. Tengo una mirada muy bella. La forma y color de mis ojos son muy expresivos, son claros y son transparentes. Tengo en la mirada la inocencia que me caracteriza, pero también el miedo. Cuando mi piel se pone mejor, me gusta mi tono. Soy rosa.

Mi físico es la fuente de mi inseguridad principal. Me gustaría ser mucho más guapo. Estoy mucho más seguro de lo que tengo internamente, pero no siempre me siento guapo. Ser guapo es una actitud, me decía Rubén. ¿Cómo puedo vencer esas inseguridades de mi físico?

Para Carlos yo era muy guapo. Para mí él no lo era. Después lo fue. Hoy lo es. No sé si para él yo lo soy todavía. Cuando estábamos juntos, nos encantábamos. El sexo era el mejor que he tenido en mi vida; nos conectábamos, nos amábamos, nos disfrutábamos, nos tocábamos, nos besábamos sin parar durante todo el acto. Carlos disfrutaba de sentir mi placer. Era más que el físico.

Hoy Danniel me dijo que me veía muy bien desnudo.

A Gyan le gustó pintarme y lo inspiré bastante. ¿Cómo puedo verme siempre al espejo y gustarme? ¿Cómo puedo dejar de ver tanto mis defectos?

Audrey decía que Carlos de repente se ve tan guapo, que ella le quitaría lo gay. Me gustaría provocar esas reacciones también.

Quizás mi problema es que quiero gustarle a los demás. Quiero que los demás me consideren guapo. ¿Debería bastar con que yo esté consciente de esto?

¿O debo conformarme con que quizás no lo soy tanto?

Sí, lo acepto. Tengo la inseguridad más grande en mi físico. Quiero enfrentarla.

Creo que esos sueños con Carlos significan eso, que él para mí era ese reto, jugaba con mi inseguridad.

Quisero ser capaz de conseguir al hombre que quiera, porque soy atractivo. Eso quiero aprender.

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